Fibromialgia
Terapia Ocupacional en Fibromialgia
El síndrome de fibromialgia es un
desequilibrio bioquímico del cerebro que produce daños o deterioración en el
cuerpo. Todas las personas con fibromialgia pueden mejorar y ver sus síntomas
reducidos en lo posible. Un sueño reparador, buena nutrición, ejercicio y
control del estrés, por ejemplo, pueden ayudar en gran medida.
Se trata de un trastorno que causa
dolor, sensibilidad y rigidez en los músculos. Casi todas las personas con el
problema experimentan alguna forma de trastorno del sueño y una amplia gama de
inconvenientes que se conocen como “síntomas asociados” que incluyen fatiga,
sensibilidad al dolor, problemas de memoria, aumento de la ansiedad, depresión,
irritabilidad y sensibilidad nerviosa, alergias, así como problemas estomacales
e intestinales, en la regulación de la temperatura corporal, de la frecuencia urinaria,
de visión y erupciones en la piel, entre otras.
Los criterios básicos oficiales de diagnóstico en la actualidad son:
dolor generalizado o sensibilidad en los músculos del tronco y las extremidades
presentes al menos durante 3 meses y respuesta excesiva en las áreas del cuerpo
especialmente sensibles a la presión.
¿Qué debe hacer el paciente con
fibromialgia?
Debe enfatizarse la necesidad de hacer ejercicio. Un programa efectivo
incluye un esquema diario de estiramientos para los músculos tensos (tres veces
por semana) que aumente el ritmo cardíaco y el flujo de oxígeno, aumento de las
endorfinas (opiáceos naturales del cuerpo que reducen el dolor), producción
extra de serotonina en el cerebro (que puede reducir la depresión y la
ansiedad), energizar el cuerpo y calmar la mente para ayudar a controlar el
estrés.
Ejercicio
Caminar, nadar, ejercicios en el agua y clases de aerobic sin impacto y
de estiramientos pueden ser beneficiosos cuando se practican con moderación. Es
importante no exagerar cuando se inicia un programa de ejercicios con el fin de
prevenir los posibles brotes de síntomas.
Alimentación
Las dietas bajas en grasas, azúcares
y productos químicos y altas en carbohidratos complejos como vegetales,
semillas y frutas ayudan a mejorar la energía, humor y la motivación de la
persona. Un desayuno alto en proteínas también puede ayudar mientras que los
alimentos ricos en proteínas y bajos en grasas también en las comidas pueden
estimular la alerta mental. Las vitaminas y los minerales son muy beneficiosos,
por lo que es necesario añadirlos a la dieta.
Debe tenerse en cuenta que los alimentos ácidos como los tomates o los
frutos cítricos propician la alerta durante el día interfiriendo con el
descanso. Ingerir alimentos crudos o picantes antes de acostarse puede
interferir con el sueño, así como hacer dieta o ir a la cama con hambre.
¿Cómo aprender a controlar el estrés?
El control del estrés puede llegar a
eliminar los dolores de cabeza, insomnio, músculos agarrotados, alta presión en
sangre, ansiedad y la depresión.
El aprendizaje del control del estrés incluye identificar las
circunstancias estresantes en la vida cotidiana, el efecto del estrés en el
cuerpo y en la salud, las fuentes de estrés que producen síntomas físicos,
técnicas de control del enfado y facilidad para comunicarse.
Los ejercicios de relajación son un buen aliado para dormir o intentar
hacerlos al despertarse durante la noche.
¿Cómo puede ayudar un terapeuta
ocupacional?
.
Los terapeutas ocupacionales están
entrenados en facilitar la rehabilitación tanto física como emocional de estos
pacientes y orientarles en una amplia gama de servicios a tal fin, así como
facilitar la consecución de todas aquellas rutinas beneficiosas tendentes a
combatir los síntomas de la fibromialgia, como: ejercicio, alimentación, sueño,
control del estrés, etc.
Un terapeuta ocupacional puede evaluar si la rutina diaria está
dificultando la curación o disminución de síntomas, enseñar a controlar el
estrés, mejorar la asertividad, la clarificación de valores, el control del
tiempo y la planificación de habilidades para reducir el estrés y la ansiedad.
Si las tareas o actividades en el hogar inciden de forma negativa en un dolor de
cuello, espalda o el brazo, un terapeuta ocupacional puede hacer
recomendaciones específicas para reducir la tensión en cada una de las zonas
del cuerpo.
Su intervención facilita el aprendizaje del afectado para ganar control
sobre el dolor reduciendo los factores que magnifican y agravan el mismo,
ayudando a reducir la ansiedad y el miedo a un posible episodio que la
incremente incluyendo formas de respuestas a los síntomas, fijar objetivos y
centrarse en los progresos en lugar de en los problemas y aceptación de las
pérdidas relativas a la situación planteándose una vida productiva y
satisfactoria incluso en el caso de no poder eliminar el dolor por completo.
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