Hiperactividad/déficit
de atención
Terapia Ocupacional en Salud mental en niños y adolescentes
Este trastorno imposibilita al niño a
prestar la debida atención en diferentes circunstancias, controlar su actividad
y mostrar un comportamiento poco adecuado por su impulsividad. Los problemas
que origina el trastorno pueden interferir en su habilidad para escuchar y
seguir instrucciones, completar con éxito las asignaturas escolares, participar en
juegos y realizar tareas cotidianas en el hogar.
El diagnóstico ha de ser realizado
por el profesional especialista, el cual se basará en la observación del
comportamiento del niño y por las indicaciones de los familiares, educadores
y profesionales de la salud que le hayan asistido anteriormente.
¿Cómo puede ayudar un terapeuta
ocupacional?
Con la asistencia de un terapeuta ocupacional, el niño puede aprender a controlar sus habilidades cotidianas y atender con regularidad a sus tareas escolares y del hogar.
En un sistema educacional, el terapeuta ocupacional puede prestar sus
servicios hacia aquellos estudiantes con discapacidades, ayudándoles a
beneficiarse de una educación especial.
Puede evaluar al niño para determinar cómo le está afectando el trastorno
tanto en casa como en la escuela por lo que se refiere a la realización de sus
tareas. Recomendar un programa dirigido a paliar los efectos tanto físicos y de
comportamiento como emocionales que están incidiendo en su desarrollo e
identificar objetivos que ayuden al niño a conseguir el éxito pretendido.
También puede intervenir en la integración sensorial para modificar el
entorno y disminuir el ruido y distracciones ocasionadas por la estimulación
visual, auditiva y táctil.
¿Cómo pueden ayudar los padres de un
niño que padece el trastorno?
Es interesante leer todo lo que se puedan acerca del trastorno y cómo afecta a las habilidades del niño para controlar su vida diaria.
Se puede también buscar ayuda profesional para conseguir los recursos
necesarios y realizar un aprendizaje correcto de cómo controlar su
comportamiento, así como tratar de incorporarse a un grupo de padres con niños
que padecen el mismo trastorno.
Hacer listas en las que figuren las tareas cotidianas que debe realizar
el niño, le servirán de referencia y mantenerse firmes en el establecimiento de
las reglas y su cumplimiento.
Separar los trabajos escolares y los del hogar en un proceso de dos
pasos: escucha y comprensión de las instrucciones y cumplimiento de la tarea.
Ofrecer al niño, aunque sea mínimamente, estímulo en caso de éxito y
reducir, mediante su apoyo, la ansiedad ante el fracaso.
Considerar la posibilidad de matricular al niño en actividades
extraescolares no competitivas: artes marciales, natación, montar a caballo,
etc. centrándose siempre en sus posibilidades en cuanto a habilidad y fuerza,
sin excederse en el elogio o en la crítica.
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